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QUEVEDO VS GÓNGORA

¿De qué trata esta sala?

Quevedo vs Góngora, el combate del Siglo... de Oro. Cada uno buscaba el punto débil del otro usando sus muy diferentes estilos, contraatacando cuando menos se lo esperaban.

Quevedo, a una corta edad, escribió poemas que imitaban o parodiaban a los de Góngora queriendo aprovecharse de la fama del segundo para aumentar la suya propia. Él no dudó en reaccionar, dándose así el comienzo del enfrentamiento.

El origen

Érase un hombre a una nariz pegado, 
Érase una nariz superlativa, 
Érase una alquitara medio viva, 
Érase un peje espada mal barbado; 

Era un reloj de sol mal encarado. 
Érase un elefante boca arriba, 
Érase una nariz sayón y escriba, 
Un Ovidio Nasón mal narigado. 

Érase el espolón de una galera, 
Érase una pirámide de Egito, 
Los doce tribus de narices era; 

Érase un naricísimo infinito, 
Frisón archinariz, caratulera, 
Sabañón garrafal morado y frito.

Un hombre de gran nariz, Quevedo

Anacreonte español, no hay quien os tope,
Que no diga con mucha cortesía,
Que ya que vuestros pies son de elegía,
Que vuestras suavidades son de arrope.

¿No imitaréis al terenciano Lope,
Que al de Belerofonte cada día
Sobre zuecos de cómica poesía
Se calza espuelas, y le da un galope?

Con cuidado especial vuestros antojos
Dicen que quieren traducir al griego,
No habiéndolo mirado vuestros ojos.

Prestádselos un rato a mi ojo ciego,
Porque a luz saque ciertos versos flojos,
Y entenderéis cualquier gregüesco luego.

A Francisco de Quevedo, Góngora

Francisco de

Quevedo

El madrileño destacaba por su estilo burlesco y por la sátira que incluía en sus diversos poemas y obras. Fue el máximo exponente del Conceptismo, corriente literaria que se funda en una asociación ingeniosa entre palabras e ideas denominada "concepto" o "agudeza". En sus obras, Quevedo usaba por lo general bastantes antítesis, paradojas, laconismos (la forma de expresarse breve pero ingeniosamente), el doble sentido y conceptos (asociación ingeniosa entre palabras e ideas).

Francisco de Quevedo y Villegas

Juan van der Hamen (siglo XVII, Instituto Valencia de Don Juan en Madrid)

A Apolo siguiendo a Dafne

Bermejazo Platero de las cumbres 
A cuya luz se espulga la canalla: 
La ninfa Dafne, que se afufa y calla, 
Si la quieres gozar, paga y no alumbres. 

Si quieres ahorrar de pesadumbres, 
Ojo del Cielo, trata de compralla: 
En confites gastó Marte la malla, 
Y la espada en pasteles y en azumbres. 

Volvióse en bolsa Júpiter severo, 
Levantóse las faldas la doncella 
Por recogerle en lluvia de dinero. 

Astucia fue de alguna Dueña Estrella, 
Que de Estrella sin Dueña no lo infiero: 
Febo, pues eres Sol, sírvete de ella.

Luis de

Góngora

Por otro lado, el cordobés Góngora creó su fama gracias a un estilo serio y culto que era representado por el culteranismo. Esta corriente literaria pone mayor énfasis en la forma y en la estética que en el contenido, por lo que algunos críticos afirman que se adelantan al concepto del arte por el arte. Destaca ante todo el gran uso de metáforas, hipérbaton y algunos símbolos. Una característica del autor es que intentaba crear neologismos (nuevas palabras o nuevos significados a las palabras) a partir de elementos y términos de lenguas cultas como el latín y el griego.

Luis de Góngora

Diego Velázquez (1622, Museo de Bellas Artes de Boston)

En una buena parte de sus grandes obras (que no fueron muchas), se puede ver que los temas más recurrentes eran los mitológicos como por ejemplo la fábula de Polifemo y Galatea:

El triunfo de Galatea

Rafael Sanzio (1511, Villa Farnesina en Roma)

No todos son ruiseñores (Culteranismo)

No son todos ruiseñores

los que cantan entre las flores,

sino campanitas de plata

que tocan a la alba,

sino trompeticas de oro,

que hacen la salva

a los soles que adoro.

 

No todas las voces ledas

son de sirenas con plumas

cuyas húmidas espumas

son las verdes alamedas.

 

Si suspendido te quedas

a los süaves clamores,

no son todos ruiseñores

los que cantan entre las flores,

sino campanitas de plata

que tocan a la alba,

sino trompeticas de oro,

que hacen la salva

a los soles que adoro.

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